Tras seis episodios, repartidos en dos arcos narrativos diferentes, la parábola de Assassin's Creed Odyssey llega a su fin: el Juicio de Atlantis marca el ocaso de esta epopeya que ha entrelazado los mitos de la Antigua Grecia con los de Atlantis. Después de haber explorado los Campos Elíseos y el Hades, la Sombra del Águila completa su viaje dentro de las simulaciones de Isu aterrizando justo en el dominio de Poseidón, que solo habíamos vislumbrado en los episodios anteriores. Ubisoft Por lo tanto, trate de darle sentido al viaje que Layla Hassan ha hecho para demostrar que es digna del Bastón de Hermes Trismegistus y sucederá a Alexios / Kassandra en el papel de Guardián.
Y un día me desperté diciendo
Al igual que los DLC anteriores del mismo arco de la historia, Assassin's Creed Odyssey: Judgment of Atlantis comienza justo donde terminó el Tormento de Hades: Poseidón interviene en la lucha entre los misthios y el dios de Avernus, llevándose al primero con él y dejando al hermano. en su dominio. Una vez que llegamos a la Atlántida, el dios de los mares nos propone asumir el papel de juez dicaste, o el brazo derecho del rey dicaste, gobernante supremo de Atlantis. Nuestra tarea, como dicaste, será por lo tanto hacer cumplir la ley de la Atlántida y traer el reino de la Atlántida altamente avanzado hacia el futuro, evitando que se repita el ciclo de muerte y renacimiento al que estaba previamente condenado de nuestra llegada. Durante nuestros paseos por la isla conoceremos a Atlas y sus hermanos, así como a numerosos habitantes, Isu y humanos, que tendrán que aprender a convivir.
Uno de los problemas más sentidos del dominio de Poseidón es de hecho la falta de armonía entre las dos razas y por esta razón el rey ve en la Sombra del Águila, como un híbrido, un puente que podría traer su reino a un primer plano. Las premisas narrativas de este último episodio parecen bastante prometedoras pero, para nuestro gran pesar, no se materializan en la nada.: la trama es bastante pobre, deslucida de sorpresas o giros reales. Las únicas notas positivas son (muy, muy pocas) preguntas sobre la población de Isua, a las que la trama da una respuesta interesante. En la misma linea también la conclusión del encargo de Layla: muy telefoneado y no muy espectacular. El final real, por cierto, está abierto., lo que sugiere que en el próximo capítulo de Assassin's Creed lo más probable es que volvamos a encontrar al Doctor Hassan para hacernos compañía.
Explorando la ciudad sumergida
Nota de mérito, como de costumbre ahora, va a la realización visual de Atlantis, al menos desde el punto de vista del diseño: la legendaria ciudad sumergida es un buque insignia de la arquitectura Isu, se alza poderosa en medio del mar como una especie de Water Seven futurista. Aquí también, como en los Campos Elíseos, tanto las Alas de Hermes como las barcas que encontraremos esparcidas por los canales serán imprescindibles para trasladarnos. El fulcro de la Atlántida es el gigantesco palacio de Poseidón, desde donde se desenredan los diversos canales que atraviesan los anillos concéntricos que componen la ciudad. Sin embargo, en comparación con los capítulos anteriores, notamos algunas pequeñas imprecisiones a nivel técnico, tanto en términos del nivel de iluminación (algunas ubicaciones tenían luces extrañamente parpadeantes) como de la textura real (algunas playas aparecían negras). Nada que no se pueda arreglar con un parche de todos modos.
En términos de novedades de juego, Assassin's Creed Odyssey: Judgement of Atlantis presenta muy poco: armas adamantitas y conocimiento de Isu. Las primeras no son más que armas Isu, creadas en la Forja Atlante, con capacidades por encima de la norma pero, para ser creadas, requieren lingotes de adamantita. Por tanto, tendremos que buscarlos dentro de las áreas prohibidas de Atlantis, así como cualquier otro tipo de ataúd. Recolectados tres lingotes tendremos la oportunidad de crear una sola arma que nos beneficiará en una de las tres especialidades de combate (Guerrero, Asesino o Cazador). El conocimiento de Isu, que se hace pasar por una especie de sexto sentido, no será más que una barra que tendremos que llenar leyendo antiguas placas de Isu esparcidas por la Atlántida o descifrando la información contenida en cubos holográficos (funcionamiento completamente automático). Al alcanzar los diversos hitos dentro del bar, podremos tener acceso a varias áreas de Atlantis que de otra manera estarían prohibidas, un poco como el Velo del Tártaro en el Tormento del Hades. En definitiva, estas innovaciones introducidas en Assassin's Creed Odyssey: el Juicio de Atlantis no son exactamente tales sino que son reelaboraciones en clave atlante de algo que ya habíamos visto anteriormente y que, al fin y al cabo, no suma quién sabe cuánta carne al fuego. .
La trama narrativa de Assassin's Creed Odyssey merecía una conclusión mucho más espectacular y menos plana que la que nos da El Juicio de Atlantis. En esta ocasión, las maravillas visuales de la ciudad sumergida y las pocas respuestas que nos han dado sobre la civilización Isu no son suficientes. En comparación con The Legacy of the First Blade, el destino de Atlantis, en general, está ciertamente derrotado incluso si tiene mucho potencial para desarrollarse. Las aventuras vividas en compañía de Dario cuentan con mucho más patetismo y presencia de ánimo que las vicisitudes vinculadas a la plantilla de Ermete Trismegisto. En cualquier caso, en general, si te apasiona la saga, Judgement of Atlantis sigue siendo una pieza importante en la economía de Assassin's Creed y podría servir como trampolín para la próxima aventura.